Actualmente el estrés es una constante en la vida de muchas personas, sobre todo por las exigencias laborales. Y quienes trabajamos en oficinas no estamos exentos de ello. Largas jornadas de trabajo, constantes cambios en el entorno laboral y una elevada competencia y exigencia, generalmente se traducen en un incremento en los niveles de presión en el trabajo y por consiguiente de estrés.
Si bien, en su justa medida el estrés no es malo porque nos ayuda a alcanzar un nivel óptimo de alerta y responder efectivamente a diversas situaciones para alcanzar un objetivo. La exposición prolongada a situaciones de estrés puede ser negativa a nivel físico y mental. Pues, la incapacidad para hacer frente a la presión puede tener como consecuencia el llamado síndrome de burnout o desgaste profesional.
Este padecimiento se manifiesta a través síntomas como el agotamiento mental, falta de energía y bajo rendimiento. Adema de dolores musculares, menor tolerancia al estrés y afecciones a nivel psicosomático. Es así como el estrés termina impactando tanto la vida y salud de las personas como la productividad de las empresas. Por ello, resulta esencial manejar el estrés, así que nos dimos a la tarea de recopilar algunos consejos que serán de mucha ayuda en esta misión:
Escuche a su cuerpo
Nuestro cuerpo es tan sabio que nos envía señales para avisarnos de que algo no está bien y que el estrés se ha hecho presente en nuestras vidas. Dolores de cabeza, presión arterial anormal, problemas digestivos y una sensación constante de ansiedad son solo algunas señales que envía el cuerpo, de que está siendo sometido a grandes cantidades de estrés.
Así que debemos estar alertas y prestarle atención, para enfrentar aquello que ocasiona el estrés en lugar de atacar estos síntomas. Y de ser necesario buscar la ayuda de un especialista.
Identifique los agentes estresores
Por espacio de una semana o dos, podemos hacer un registro de aquellas situaciones estresantes que hemos tenido y como hemos respondido ante ellas. Para esta tarea debemos hacer un registro de toda la información que podamos, así como los pensamientos y sentimientos que teníamos en estos momentos.

Esta técnica permitirá identificar factores comunes de estrés y como nos afectan, para establecer un plan de acción. Así mismo resultará muy útil que alguien de confianza nos apoye, un compañero con el cual compartir nuestras preocupaciones. Por lo que será muy importante fomentar buenas relaciones con otros compañeros de trabajo. Lo que nos permitirá tener un mejor entendimiento en el ambiente de trabajo y menos agentes estresores.
Realice ejercicios en la oficina
Aunque pasamos gran parte del tiempo sentados en la oficina esto no significa que no podamos ejercitarnos. Algunos ejercicios aptos para la oficina también nos pueden ayudar a relajarnos. Por ejemplo, estirar los brazos hacia arriba o al frente, mover la cabeza de un lado a otro, hacer punta y talón con los pies, contraer los músculos de los glúteos o estirar la espalda, son solo algunos ejercicios que podemos realizar al estar sentados.
Igualmente podemos usar las escaleras en lugar del ascensor y debemos levantarnos cada cierto tiempo, que puede ser en intervalos de una hora y caminar por lo menos diez metros.
Tómese un respiro
Respirar en momentos críticos puede ser muy útil cuando los nervios atacan y la presión aumenta. En esos momentos una forma de relajación rápida y útil es la respiración abdominal. Para ello, respire profundamente por la nariz hasta notar como el vientre se llena de aire y se hincha cómo un globo. Mantenga el aire por espacio de 3 o 4 segundos y libérelo lentamente por la boca.
Hacer 6 a 10 respiraciones de este tipo mientras repetimos alguna frase relajante (“estoy tranquilo”, “me siento completamente calmado”) ayuda bastante.
Procure tener hábitos saludables
Aunque muchos parecemos ignorarlo, lo que hacemos cuando estamos fuera del trabajo también influye en el rendimiento que tenemos al trabajar, así como en nuestro bienestar físico y mental. Por ejemplo, hábitos de sueño saludables según los expertos incluyen disminuir el consumo de cafeína o alcohol al comienzo de la noche. Igualmente debemos evitar el uso de computadoras o ver la televisión por las noches antes de dormir, además de descansar entre 7 y 8 horas.
Si hablamos de hábitos alimenticios, es importante cuidar la alimentación. Tratando que sea acorde con el esfuerzo a realizar y disminuyendo al máximo posible el consumo de grasas saturadas y azucares e incluyendo en el menú más frutas, verduras, pescado y carnes magras. Pues diversos estudios han demostrado que los productos azucarados que consumimos en el trabajo y la comida rápida son hábitos que aumentan el estrés.
Por último, no tratar de combatir el estrés con el alcohol o el tabaco y emplear en cambio otros métodos como el ejercicio físico y el manejo de la respiración. La clave es que aprovechemos la actividad física que más nos apasione, ya sea correr, nadar o ir al gimnasio, haciendo de ella un hábito. Así mismo tenemos muchas opciones para relajarnos y controlar la respiración, como el mindfulness y la meditación.
Organice bien su tiempo
Gran parte de las veces la presión que sentimos por el trabajo, no es producto de un exceso de trabajo sino de una mala administración del tiempo. Por ello, su distribución eficiente será la clave para disfrutar realizando el trabajo sin presiones. Lo que también permitirá llevar un control del día a día, reducir el estrés y tener mayor equilibrio en nuestra vida.

Así que debemos procurar organizar nuestro trabajo, de manera tal que podamos realizar todas nuestras actividades holgadamente. Distribuyendo el tiempo en base a prioridades, cuantificando el que se va invertir en cada tarea y fijando un horario. Por supuesto sin olvidar que debemos dejar tiempo para nosotros y las actividades que más nos motivan. De esa forma sabremos qué es lo que tenemos que hacer cada momento, y si cumplimos con la agenda evitaremos la presión y el estrés.
Es recomendable, identificar las tareas que demandan mayor esfuerzo tratando de atenderlas al iniciar el día, que es cuando tenemos mayores niveles de energía y concentración.
Desconéctese
Una de las mejores opciones ante el estrés generado por el trabajo es la desconexión. Esta nos ayuda a estar más relajados, descansar mejor y definitivamente ser más felices. Por lo tanto, procuremos darnos un tiempo para nosotros mismos. Para ello podemos tomarnos 10 minutos por cada hora de trabajo para despejar un poco la mente, estirar el cuerpo y descansar. Puede ser paseando mientras buscamos un café o vamos al baño o hablando con compañeros de temas no laborales.
Así mismo, podemos aprovechar los trayectos de la casa a la oficina para trabajar la respiración y relajarnos un poco sin pensar en el trabajo, por ejemplo, leyendo un libro. Sin olvidarnos también que debemos limitar cada ambiente, no llevando el trabajo a la casa a menos que sea necesario.
Por otro lado, si tiene vacaciones o días libres, no deje que se pierdan y siempre que sea posible tómelos para relajarse y descansar. De esta manera nos sentiremos más frescos y renovados para rendir al máximo.
Pase tiempo con amigos y familiares
Muchas veces estamos tan llenos de trabajo que no tenemos tiempo para nuestra vida personal y esto es algo que debemos combatir. Pues el apoyo de amigos y familiares puede ayudarnos a sobrellevar momentos estresantes. Por lo que pasar tiempo con ellos, además de recordarnos quienes somos nos ayuda a relajarnos y despejar la mente del trabajo.
